MARI CARMEN GUERRERO nació en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) el 19 de octubre de 1946 y emigró a Francia con su marido, militante del PSUC, en 1972. En su testimonio se pone de manifiesto cómo las tareas reproductivas determinaban en muchos casos la participación y la militancia de las mujeres de su generación, con más o menos frustración. En el caso de Mari Carmen, fue una opción asumida la de ocuparse prioritariamente de su familia, aun siendo muy consciente de que su militancia consistió en hacer las tareas “invisibles”.
¿Podrías contarnos un poco sobre tu participación en política y los diferentes movimientos sociales a los que perteneces? ¿Cuándo empezaste a militar en el PCE y por qué?
En el 67 conocí al que ahora es mi marido, Antonio, que ya militaba en el PSUC. En aquel momento yo no sabía mucho, pero poco a poco me fui convenciendo y empecé a militar también en el PSUC. Íbamos a manifestaciones o a repartir octavillas en los buzones. Él buzoneaba y y, vigilaba por si venía alguien, porque estábamos en la clandestinidad. Mi marido también estaba en el sindicato, en la Vertical, que así se llamaba entonces, y habían cogido a varios compañeros, los metían en la cárcel o les pegaban palizas, y con esa situación ─además vivíamos con mis suegros y ya teníamos a uno de mis tres hijos─ decidimos en el 72 de irnos a vivir a Béziers. Al principio de estar en Francia buscamos dónde militar y lo más cercano era el PCF, pero nos dijeron que existía el PCE en Francia y en la fiesta de fin de año nos presentaron a los camaradas responsables del Partido Comunista español en Francia y enseguida nos pusimos a militar. Era la primera vez que cogía el carné del PCE y desde entonces, aquí estamos.
Es más que evidente que las mujeres son esenciales dentro del sistema capitalista y patriarcal y que a través de su rol en estos sistemas ayudan a su vez a perpetuarlos. ¿Somos esenciales en la lucha contra estos dos sistemas de opresión?
Somos esenciales, bueno diría que imprescindibles, tanto en la vida doméstica o familiar, en la que se instala el machismo, como en la vida laboral o social.
¿Es difícil ser mujer y militar en una organización política como es el PCE? ¿Existen contradicciones?
Es difícil, pero no solo en el PCE, en mi época y con hijos pequeños... En ese momento tenías la alternativa de hacer lo máximo para el PCE y lo mínimo para tu familia. Entonces yo hice primordial a mi familia, no me separaba de mis hijos ni de mi marido. No importaba qué reunión o fiesta fuese, íbamos el matrimonio con los hijos. Pero después, si había que ir a Madrid o a París, no iba porque no podía dejar a mis hijos solos. Así que sí es difícil militar en cualquier partido.
Al principio, se hacían muchas fiestas del PCE porque en los años 70 y 80 éramos numerosos. Montábamos casetas, hacíamos comida, … y siempre con nuestros hijos. Y después en la Colonia Española de Béziers, donde participábamos en lo que podíamos.
¿Recomendarías a otras mujeres militar en el partido comunista para defender sus derechos y luchar contra el patriarcado? ¿Crees que hay que militar en un partido por ser mujer?
Pues claro. Yo nunca he participado en el movimiento feminista por mis circunstancias personales. A mi manera, si tengo que gritar, grito. En el partido nunca por ser mujer me han dicho cállate, nunca he visto discriminación. Si no he participado más en el partido ha sido por causas personales.
¿Qué se necesita en el PCE para ser más feminista? ¿Ha cambiado el partido en este sentido?
Creo que el partido ya era bastante feminista, a mi modo de ver. Si las mujeres de mi época no hemos participado más, no es porque nos hayan vetado en el partido. Somos nosotras mismas las que, por causas ajenas al partido, no lo hacemos. Prevalecía más tu situación familiar antes que la del partido. Eso no quita que cuando había que hacer cosas, todos nos pusiéramos a hacerlas. Eso sí, las candidaturas para ir a los congresos eran de hombres, que eran los que estaban disponibles. Sin embargo, ahora que ya no tenemos hijos a nuestro cargo, a todas las reuniones viajamos juntos, colaboramos los dos.
¿Cuál es nuestro papel hoy en día como mujeres comunistas? ¿Ha cambiado en los últimos años?
Creo que sí, pero no estoy segura. Ahora hay ciertas mujeres con niños con mucha cultura, que dan charlas y que le están dando una visibilidad más femenina al partido. Tenemos una ministra de trabajo que es un ejemplo de esa mujer con cultura. Nosotros, el feminismo, lo hemos vivido de otra manera, ayudando a nuestros compañeros a que siga la cosa adelante, participando en lo que hemos podido. Hacíamos la parte invisible, la que nadie veía. Aunque tengo que reconocer que a la hora de preparar la comida en las casetas, habían hombres y mujeres preparando comidas. Sin embargo, en la colonia española las mujeres se encargaban de la comida y los hombres de la organización.
Otra organización en la que militábamos era Francia-Cuba en Béziers. En estas asociaciones: la Colonia Española de Béziers, Francia-Cuba, incluido nuestro mismo partido, lo que realmente pasa es que nos hemos envejecido y no ha habido renovación. Desde hace muchísimos años, desde el 99, creo, nos encargamos de las finanzas de nuestro núcleo, Béziers, porque las personas que se encargaban ya sea por problemas de salud o por defunción, fueron dejándolo y al final nos hicimos cargo mi marido y yo de toda las cotizaciones y la organización. A pesar de las circunstancias personales de cada uno, nunca hemos dejado de militar porque el partido era una parte importante de nuestra vida.
Por otro lado, otra cosa que he visto es el vocabulario. Nos han enseñado un vocabulario masculinizado, machista, porque cuando decíamos el “nosotros”, era el “nosotros” del Franquismo. Sin embargo, ahora decimos en Unidas Podemos, el “nosotras”, entonces me da la impresión de que excluimos a los hombres. Creo que deberíamos decir “nosotros y nosotras”, porque el ser feminista no tiene que ser el obstáculo para que el vocabulario sea comprensible, creo que tiene que haber un equilibrio, una igualdad. Yo soy feminista sin excluir a la parte masculina, porque considero que es un feminismo excluyente. Quiero una igualdad entre hombres y mujeres, da igual de qué condición sexual seas.