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Centenario del PCF: El Partido de Louis Aragon, Pablo Picasso y Maurice Thorez cumple cien años

31 de Enero de 2021

El pasado mes de diciembre de 2020, Fabien Roussel, Secretario Nacional del Partido Comunista Francés (PCF) es entrevistado en la cadena de televisión francesa BFM[1].  En un momento de la entrevista, el periodista le lanza: «De todas formas, aunque ustedes sigan diciendo que son el partido de los trabajadores, la realidad es que el partido de los trabajadores es el Rassemblement national» (RN, la nueva «marca» del Front national de Marine Le Pen). Ante semejante afirmación, Fabien le responde: «En absoluto. El primer partido de los trabajadores en Francia es la abstención».

La realidad es que el lugar que llegó a ocupar el PCF en la sociedad francesa no ha sido todavía ocupado por nadie.

En la muy recomendable película No todo el mundo puede presumir de haber tenido unos padres comunistas (1993)[2],  el director, Jean-Jacques Zilbermann, relata su infancia en un barrio de París donde, al igual que en tantos otros por toda Francia, podemos observar escenas de vida cotidiana ya perdidas en el tiempo –como la del pescadero que envuelve el pescado en páginas de L’Humanité– junto a otras que persisten todavía hoy, como la del niño vendiendo el muguet en la mañana del Primero de Mayo, o las de una incansable militancia comunista repartiendo panfletos contra la Guerra de Argelia, o contra la Constitución Europea un poco más tarde, o vendiendo en los mercados L’Huma du dimanche, como nuestros camaradas siguen haciendo hoy.

La película refleja esa tan necesaria politización de los barrios y pueblos periféricos, ese sentimiento de pertenencia a un colectivo vecinal, a una clase, a un sindicato y a un partido –El Partido–, que ningún frente nacional, se llame como se llame, podrá generar nunca.

En aquellos años, el sindicato para plantar cara a cualquier acuerdo o ley que fuera contra los intereses del pueblo trabajador era la CGT, que sigue cumpliendo hoy esa misma función. Y además estaba el Partido, siempre alerta, capaz de atemorizar a los poderosos y de conquistar derechos de los que seguimos disfrutando hoy en día.

Ese Partido no era otro que el Partido Comunista de Francia, y esto es así desde la lejana Navidad del año 1920, en la que tuvo lugar el 18º Congreso de la Sección Francesa de la Internacional Obrera.

Un Congreso singular

Aquel Congreso no sería un congreso cualquiera. Del 25 al 30 de diciembre de 1920 congregó a más de 4000 delegados. Francia siempre ha sido un lugar muy observado por todos los revolucionarios del mundo, y las decisiones que aquel Congreso tomaría suscitaban muchas expectativas: ¿iba la Sección Francesa a apoyar las 21 condiciones establecidas por los bolcheviques para ingresar en la Tercera Internacional?

El presidente de la Internacional Obrera, Grigori Zinoviev, debía acudir al Congreso francés. Con la policía francesa más que informada de que llegaba y, para no correr riesgos, decidió no asistir y enviar una carta. En determinado momento, las puertas de la sala se cerraron dejando a los asistentes confinados y atónitos. En el escenario apareció entonces una mujer mayor, se quitó el sombrero y, durante media hora, se dirigió a los allí presentes en francés para pedirles que votaran a favor de la Internacional Comunista. Era Clara Zetkin, que había viajado de incognito desde Berlín. Una vez acabada su intervención, salió de la sala y las puertas volvieron a cerrarse para que nadie pudiera seguirla.

Entre los delegados que escucharon aquel discurso se encontraba, representando a la Organización en las colonias, un joven llamado Nguyen Ai Quoc. Años más tarde volvería a Francia, pero ya con el nombre con el que pasaría a la historia: Ho Chi Minh.

La madrugada del 29 al 30 de diciembre, sobre las tres de la madrugada, más de 3000 delegados votaron a favor de la incorporación a la Tercera Internacional. La Sección Francesa de la Internacional Obrera se integraba en la Internacional Comunista. Había nacido el Partido Comunista Francés.

Con ello, la tradición obrera francesa daba un paso adelante tras 100 años de combates que habían comenzado con los primeros movimientos obreros, como los canuts de Lyon o aquella primera tentativa de convertir las ideas en una realidad tangible que fue la Comuna de París. La victoria del socialismo en Rusia había dado alas a las esperanzas de los trabajadores en el mundo entero y Francia, con el PCF, no quedaba al margen. Nacía pues el Partido del Front populaire y del antifascismo, de la Resistencia, de las conquistas sociales, del antiimperialismo y, más tarde, de la resistencia a la Unión Europa del capital. Nacía el Partido de la clase obrera y de los intelectuales y artistas de izquierdas.

Resistencia incansable y logros históricos

Son muchos los procesos históricos en los que, desde su creación, el PCF ha dejado huella en la conciencia colectiva francesa. Ciertas personas lo recordarán con odio, otras, con cariño y otras, con añoranza.

Para la izquierda española, el Front populaire, del que formó parte el PCF, está asociado a la lucha contra el fascismo, pero en Francia también se asocia a la conquista de las vacaciones pagadas, al subsidio de desempleo y a una audaz política de nacionalizaciones que permitió la creación de la SNCF (la compañía ferroviaria francesa) y la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales.

Desgraciadamente, el gobierno del Front populaire optó por la no intervención tras el golpe de estado franquista en España, pero el PCF mantuvo en todo momento una misión de ayuda a nuestra joven República. No solo directamente, por la acción del comité central, sino también desde la militancia: casi 10 000 voluntarios de las brigadas internacionales fueron franceses, la gran mayoría reclutados por el Partido.

Otro momento clave que está en la conciencia colectiva es el del tiempo de la Resistencia a la ocupación nazi. El PCF es, incuestionablemente, el Partido de esa Resistencia. Toda Francia sigue reconociendo y rindiendo homenaje a los miembros del Partido que dieron su vida en la lucha contra el nazifascismo.

Es cierto que el Tratado de no Agresión entre la URSS y Alemania, conocido como Pacto Molotov – Ribbentrop, provoco un cisma en el Partido, ya que desorientaba en cuanto a una de las principales causas, que era la lucha contra el fascismo. De la noche a la mañana, los militantes comunistas quedaban sin saber si el régimen nazi debía considerarse un aliado. El pacto germano soviético era muy difícil de explicar en aquellos momentos y generaba contradicciones. Por ejemplo, mientras que muchos militantes comunistas luchaban como partisanos contra los nazis, otros negociaban con la Prefectura de Paris (bajo control nazi) la legalización del periódico l’Humanité.

No se podría haber vencido al poder nazi sin la lucha de los partisanos en todo el mundo y, en particular, en Francia, donde en su mayoría eran comunistas.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el PCF contaba con casi 800 000 militantes, logró un 28 por ciento electoral y obtuvo con ello participación en el gobierno de De Gaulle. La presencia del PCF en dicho gobierno fue fundamental para conseguir el sufragio universal en Francia. En efecto, fue la propuesta de un diputado comunista, Fernand Grenier, la que permitió por primera vez el voto de las francesas en 1944. Además, el ministro Ambroise Croizat, sindicalista de la CGT, ha pasado a la historia como el ministro que puso en funcionamiento la seguridad social.

Posteriormente, a medida que fueron quedando atrás los tiempos de conquistas sociales y la política anticomunista se iba extendiendo en toda Europa, el PCF fue quedando relegado y excluido de las grandes decisiones, aun manteniendo gran fuerza electoral a escala tanto municipal como nacional. En los años 70, tratando de recuperar relevancia, adoptó un cambio de estrategia que se conoce como el Programme commun (programa común). Este programa permitió a principios de los 80 que la izquierda volviera a gobernar el país, tras casi cincuenta años en la oposición.

El PCF, hoy

La historia reciente del Partido es bastante conocida en España. La aparición de la extrema derecha coincidió con un descenso electoral que hizo que los comunistas franceses quedaran por primera vez por debajo del 10 por ciento en 1986. La desintegración de la URSS, por otra parte, lo forzó a entrar, como a todos los partidos comunistas europeos, en el debate existencial. A mediados de los 90, el PCF vuelve a entrar en el gobierno y, aunque hubo sin duda tanto aciertos como errores, la participación del PCF en aquel momento pasará a la historia por la conquista de la jornada laboral de 35 horas semanales.

Probablemente, lo que diferencie al PCF de otros partidos comunistas es que, al mantener un poder municipal, disponer todavía hoy de un periódico propio y seguir celebrando su fiesta anual, ha logrado sobrevivir a los años más difíciles y mantener una base militante que le permite seguir siendo un actor importante en la política francesa.

Después de unos años de pérdida de identidad, da la sensación de que los camaradas del Hexágono están dejando atrás los debates existenciales y centrándose en poner la organización al servicio de la clase trabajadora del país, incluso planteándose cómo volver a ser su referente.

Hoy el PCF sigue siendo el primer partido de Francia en cuanto a número de militantes y a cotizaciones recibidas. En estos momentos, la militancia está preparándose para apoyar una nueva manifestación convocada por la CGT y llevar a cabo una campaña para defender la seguridad social. En breve comenzaran las reuniones para decidir si presentan candidato a las elecciones presidencial de 2022. El fin de semana los encontraras en los mercados, como siempre, vendiendo L’Humanité, y en septiembre, si la COVID-19 lo permite, volverán a organizar el mayor festival de Europa, congregando a más de 500 000 personas en su Fête de L’humanité.

El Partido del poeta Louis Aragon, del pintor Pablo Picasso, de Thorez, de Marchais, de la Resistencia al nazismo, de la sede realizada por Oscar Niemeyer, de la creación de la seguridad social, del voto de las mujeres y de tantas otras conquistas sociales, acaba de cumplir 100 años. Felicidades, camaradas. 

 

Daniel Segura. Militante del PCE Exterior en Lyon

 

[1] La entrevista puede escucharse aquí (en francés): https://www.bfmtv.com/replay-emissions/bourdin-direct/fabien-roussel-face-a-jean-jacques-bourdin-en-direct-17-12_VN-202012170097.html

[2] https://www.unifrance.org/film/11204/tout-le-monde-n-a-pas-eu-la-chance-d-avoir-des-parents-communistes

Categorías: Francia Internacional Centenario

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